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Sobre el Ictus

El Daño Cerebral Adquirido es una de las primeras causas de discapacidad en España, con más de 400.000 casos diagnosticados. De ellos, el 78% se deben a ACV. Cada año, aproximadamente un 10% de las muertes en los países industrializados se deben a un ictus cerebral. Según datos del Ministerio de Sanidad y Consumo, en España es la segunda causa de mortalidad (la primera en mujeres), la primera de discapacidad grave y la segunda de demencia. El infarto cerebral es una enfermedad cuyos síntomas no son fáciles de reconocer pero en donde una rápida actuación puede evitar la invalidez, una discapacidad e incluso, la muerte. En Andalucía, según la Sociedad Española de Neurología, se registran cada año 200 nuevos casos de ictus por cada 100.000 habitantes.

El ACV es una patología que genera múltiples discapacidades, muchas de ellas de tipo crónico y que requiere de la participación del fisioterapeuta para contribuir a reducir sus secuelas e incrementar la supervivencia y la calidad de vida de los pacientes.

El Daño Cerebral Adquirido (DCA) constituye una realidad sociosanitaria de magnitud creciente y gravedad extraordinaria que necesita una respuesta cada vez más especializada. Debido a la gran complejidad de esta patología es necesaria una intervención intensa y exhaustiva de un completo equipo de profesionales, así como de la propia familia y su entorno.

Falsos Mitos

  • El Ictus NO es una enfermedad degenerativa: tras la estabilización del cuadro no debe existir evolución del déficit neurológico.

 

  • El Ictus NO afecta solamente a personas de edad avanzada: uno de cada 10 nuevos casos se produce en menores de 65 años.

 

  • El Ictus NO produce gran discapacidad en la mayoría de los casos: Con un adecuado programa de rehabilitación, más del 75% de los supervivientes consigue caminar de forma autónoma y más del 45% no necesita ayuda para sus actividades cotidianas.

 

  • El Ictus NO siempre produce discapacidad intelectual y cambios en la personalidad: FALSO: muchas personas afectadas mantienen intactas o levemente afectadas sus capacidades cognitivas.

  • Las secuelas del Ictus NO son definitivas: estudios recientes ponen de manifiesto que el tratamiento transdisciplinar en fase crónica mejora la calidad de vida y las funciones físicas y cognitivas.

 

  • El Ictus se puede prevenir: hay evidencia de que existen factores de riesgo modificables que están fuertemente relacionados con la aparición del Ictus.

 

  • El Ictus tiene tratamiento tras el periodo de emergencia médica:  se necesita valoración y tratamiento precoz de equipo transdisciplinar, del que es parte fundamental el fisioterapeuta, junto a otras disciplinas como psicología, terapia ocupacional o logopedia.

 

  • El Ictus afecta a la persona y a su entorno: Todos los seres queridos y el entorno del afectado sufren alteraciones funcionales, que es necesario prevenir, valorar y tratar en muchos casos.

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